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Enología

Este Malbec se consagró como el mejor vino argentino en un concurso internacional y cuesta $2.500

En el marco del International Wine Challenge, se premió con el National Trophy Argentina IWC 2022, medalla de oro y 96 puntos a un Malbec de Mendoza

Los vinos argentinos siguen cosechando reconocimientos a nivel internacional. En esta oportunidad, los laureles fueron para un Malbec de la bodega mendocina Trivento

En efecto: en el marco de la edición número 39 del International Wine Challenge (IWC), Trivento Golden Reserve Malbec cosecha 2020 se alzó con el National Trophy Argentina IWC 2022, una medalla de oro y 96 puntos. 

Es un logro importante dado que apenas 7 vinos de Argentina lograron medalla de oro en el certamen. De ese total, dos fueron para la bodega Trivento, al tiempo que este Malbec se llevó el reconocimiento como mejor vino argentino.

El otro punto clave es que este vino multipremiado tiene un precio sugerido de $2.500. Es decir, una gran relación calidad/precio.

Un vino argentino de Mendoza, entre los más reconocidos a nivel global

Sobre esta etiqueta, el jurado del IWC desatcó que «es un Malbec perfumado«, al tiempo que destacaron la nitidez de su paleta aromática, marcada por notas de ciruelas y de cerezas, mientras que en boca hicieron foco en la calidad de sus taninos y en la fruta «honesta y exuberante». «Encantador y delicioso», completaron los críticos.

Cabe destacar que el proceso de evaluación de IWC es sumamente riguroso, dado que cada vino se cata a ciegas y se juzgan en base a su estilo, región y cosecha.

«Cada vino ganador de una medalla de IWC es catado en al menos tres ocasiones separadas, por un mínimo de 2 paneles de jueces catando juntos. Luego, es catado por 2 copresidentes para verificar los resultados del panel. Los equipos de jueces de IWC incluyen expertos y personas influyentes de la industria vitivinícola internacional, tomadores de decisiones comerciales, compradores y Masters of Wine que trabajan al unísono para encontrar los vinos de la más alta calidad cada año, provenientes de los 52 países productores de vino representados en la competencia», explicaron desde la organización. 

Ante este reconocimiento,  Germán Di Césare, director enológico de Trivento, aseguró el galardón ratifica «el sendero enológico que iniciamos hace más de 20 años cuando lanzamos nuestro primer vino de alta gama. Nos enorgullece como equipo y avala el trabajo agrícola, enológico y comercial que venimos haciendo hace muchos años».

Cómo se elabora este vino argentino multipremiado

Trivento Golden Reserve Malbec se elabora a partir de uvas provenientes de reconocidas zonas como Agrelo, Vistalba, Perdriel y Las Compuertas, en Luján de Cuyo, Mendoza.

Desde la bodega detallan que para este vino realización una maceración prefermentativa de 48 horas y que la fermentación se extiende durante 23 días en tanques de acero inoxidable. La fermentación malolática, que afina la acidez, se realiza de manera natural. Posteriormente, un 95% del vino es criado durante 12 meses en barricas de roble francés, mientras que el 5% restante va a foudres de roble francés. Una vez completada esta fase, el vino permanece en estiba en botella durante 12 meses antes de salir a la venta. 

En ese sentido, desde la bodega aseguraron que esta etiqueta «acompaña el posicionamiento de la variedad Malbec en los mercados internacionales y reafirma el prestigio de Luján de Cuyo como terroir de vinos de alta gama».

Germán Di Césare le pone su firma a los vinos de bodega Trivento

«Recuerdo muy bien los inicios de la línea Golden porque fue nuestro primer vino de alta gama. Golden guarda el legado cultural de los inmigrantes europeos que llegaron a Mendoza a finales del siglo XIX, la riqueza de la geografía de Luján de Cuyo y esos viñedos antiguos de Malbec que han sabido equilibrar sus frutos con el pasar de las décadas», agregó Germán. 

Cabe destacar que Di Césare está involucrado en el proceso de diseño y elaboración de vino desde sus inicios, mientras que la enóloga Magadalena Viani se unió al proyecto en 2017.

El Malbec de Trivento proviene de diferentes terroirs de Luján de Cuyo, Mendoza

La primera vendimia del Malbec de la línea Golden Reserve fue en 2000, a pocos años que Trivento iniciara sus actividades en Argentina, y se embotellaron solo unas cientos de cajas. 

«Sin embargo, en los últimos años la demanda ha aumentado significativamente y para la cosecha 2020 elaboramos cerca de 90.000 cajas de 9 litros que se comercializan en mercados como Reino Unido, Estados Unidos, Argentina o Brasil», explicó Di Césare.

Otros vinos reconocidos con medalla de oro en la 39 edición del IWC fueron: 

  • Trivento Private Reserve Malbec 2021, de Bodega Trivento
  • Doña Paula Selección de Bodega, 2019, de Bodega Doña Paula
  • Andeluna 1300 Malbec 2021, de Bodega Andeluna
  • Argento Single Block Altamira Organic Malbec 2019, de Bodega Argento, el mayor productor de vinos orgánicos de la Argentina.

El vino Malbec preferido de los enólogos

Días atrás, más de 30 enólogos, técnicos e ingenieros agrónomos de la Patagonia se reunieron en una cata técnica en San Patricio del Chañar, Neuquén, en la cual cataron más de 40 vinos de diferentes zonas productivas de argentina. 

Durante el encuentro Caminos del Vino Edición Patagonia, realizado en Bodega Familia Schroeder, los enólogos e ingenieros agrónomos analizaron el presente del vino argentino, al tiempo que degustaron etiquetas de buena relación precio – calidad.

¿Cuál fue el vino más destacado? Salentein Single Vineyard, Finca La Pampa Malbec 2019, de Bodegas Salentein, el cual obtuvo 95,2 puntos. 

Esta etiqueta, elaborada por el enólogo José «Pepe» Galante, tiene un precio sugerido de $5.100.

Un Malbec de Salentein, el preferido por los enólogos

En la cata, que incluyó 31 vinos y 11 espumantes, los 32 enólogos presentes realizaron un ranking a partir de su relación precio/calidad. «Más allá de las calificaciones, los técnicos pusieron de relieve la oportunidad que tiene la industria en conjunto de continuar haciendo vinos que se destaquen, la gran potencialidad y las oportunidades de mejora que existen en las 18 provincias que hoy están elaborando vinos y la excelente calidad promedio de los que ya se están haciendo. Esto último quedó reflejado en los puntajes, ya que no hubo etiquetas por debajo de los 85 puntos», indicaron los organizadores.

Fuente: iProfesional

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Bodegas

LUIGI BOSCA, ÚNICA BODEGA ARGENTINA EN EL MUNDIAL DE QATAR 2022

Bodega Luigi Bosca fue elegida por la organización del Mundial de Fútbol como única bodega argentina que estará presente en los eventos de hospitalidad que brindará Qatar 2022. Dos Malbecs de la bodega fueron seleccionados para ser servidos en los diversos salones de los estadios de fútbol.

Luigi Bosca Los Nobles Malbec y La Linda Malbec son los vinos argentinos elegidos por la organización del Mundial Qatar 2022 que tendrá lugar del 21 de noviembre al 18 de diciembre.

“Estamos muy contentos de llevar nuestro vino a un evento de tanta magnitud como es un Mundial de Fútbol. Y que hayan elegido el Malbec nos llena de orgullo porque sin lugar a dudas es nuestra bandera en el mundo”, afirmó Alberto Arizu (h), CEO de Bodega Luigi Bosca.

“Este reconocimiento es un paso más en nuestro claro propósito de llevar la auténtica expresión del terruño mendocino al mundo y ser auténticos embajadores de nuestra tierra”, agregó Arizu.

Alberto Arizu, padre e hijo. Su bodega será la única argentina en Qatar.

¿Cómo son los vinos que estarán en Qatar 2022?

La Linda Malbec es un vino tinto de color rojo violáceo brillante, de aromas muy expresivos que recuerdan a frutas rojas y especias. Su paladar es franco y fluido, con taninos incipientes. Es un vino de trago intenso y amable, jugoso y de buen volumen, con una notable tipicidad varietal y un final de boca muy agradable, con todo lo que un Malbec joven puede ofrecer. En el mercado argentino, actualmente tiene un precio de $ 898 en la tienda oficial de la bodega.

Las dos etiquetas de Luigi Bosca que se podrán disfrutar en el mundial de fútbol.

Mientras que Luigi Bosca Los Nobles Malbec es un tinto color rojo violáceo profundo con reflejos rubí. Sus aromas son expresivos e intensos, con notas de frutos rojos y negros, especias dulces, confituras y suaves ahumados de la crianza. En boca es franco y voluptuoso, con una frescura equilibrada apoyada en su carácter frutal y especiado.
De paladar amplio y profundo, con taninos finos y suaves producto de su paso de 18 por barricas.

Presenta un final persistente en el que se puede apreciar un dejo floral. Es un tinto con sentido de pertenencia y muy representativo de la familia Arizu. Tiene un precio de $ 8.999 en la tienda online de la bodega.

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Enología

Qué hay en la cava de vino argentino más grande del mundo: guarda botellas con precios de más de 5 millones de pesos

Tres generaciones atesoraron en un sótano del microcentro porteño una colección que hoy supera las 400.000 botellas y que tiene etiquetas icónicas y legendarias

Quienes más se sorprenden al bajar a la enorme cava que se encuentra debajo de una de las calles más transitadas del microcentro porteño son los enólogos. Allí, en el subsuelo de lo que fuera un viejo garage, se encuentran con cosechas de sus propios vinos de las que creían que no había más botellas. Vinos icónicos de los 90, los 80 y hasta los 70… miles de cajas de ellos que fueron celosamente guardadas a través de los años, y que hoy dan forma a la colección de vino argentino más grande del mundo.

En el sotano de 43 metros de largo por 9 de ancho, donde duermen las 205.000 botellas de la colección que en total consta de más de 400.000 (y que con el tiempo debió ir expadiéndose a otras propiedades), se encuentran etiquetas icónicas: las primeras añadas del Catena Zapata Estiba Reservada, del Felipe Rutini y del Trapiche Medalla, o más de 500 botellas del legendario Weinert Estrella 77, entre muchas otras. Incluso hay vinos que nunca salieron al mercado, pues la cosecha completa fue adquirida por los dueños de esta colección construida a través de tres generaciones y que hoy comienza a ver la luz en la cuenta de Instagram @vinosguardados.

En la cava se encuentra cientos de cajas de etiquetas icónicas del vino argentino, junto con otras más modernas.

“Durante tres décadas mi papá fue comprando vino argentino para guarda cuando nadie lo hacía. Guardaba y guardaba y no vendía ni una sola botella. Siempre fue muy celoso de su colección. Le dolía cuando se tenía que desprender por algún compromiso de una botella y solo abría una para beber en un día muy especial”, cuenta Alan Dayan, tercera generación de la familia propietaria de una reconocida cadena de venta de bebidas, que hoy está detrás del cuidado de la colección que deslumbra a las personalidades del vino y de la gastronomía que la visitan, y que encuentran en ella joyas de la vitivinicultura argentina.

Los 5 vinos más caros de la colección

  • Catena Zapata Estiba Reservada 1991: $5.539.781
  • Felipe Rutini 1982: $3.168.982
  • Fabré Montmayou 1994 (botella de 5 litros): $1.286.839
  • Luigi Bosca Malbec 1978: $941.760
  • Catena Zapata Malbec Argentino 1994 (botella de 6 litros): $853.778

De garage a cava

Podríamos decir que la colección comienza a gestarse en 1923, con la llegada a la Argentina de Moisés Dayan, proveniente de Damasco, Siria. “Mi abuelo fue un inmigrante sirio que se escapó de la guerra, y que vino muy joven, con una mano adelante y una atrás, sin siquiera saber el idioma –relata Alan–. Iba por una vereda de la calle Corrientes y volvía por la de enfrente, vendiendo frutas y verduras en un cajón. Con el tiempo pudo construir una carrera en el rubro textil en la que económicamente se pudo realizar”.

Moisés Dayan, junto a uno de sus diez hijos, Víctor

Moisés tuvo 10 hijos. “Si bien tenía una muy buena situación económica, el haber padecido necesidad y teniendo una familia muy numerosa le hacía comprar las cosas en volúmenes grandes para encontrar un mejor precio y para saber que iba a tener por mucho tiempo. Compraba todo –el jabón, la harina, incluso el papel para envolver regalos– por pallets, algunos de los cuales todavía están acá, cómo recuerdo”.

En la década del 60, ya retirado, Moisés solía pasar el día en un garage de su propiedad ubicado en Perón al 1600, donde con 13 años su hijo Víctor, que había dejado la escuela, se ganaba unos pesos estacionando y limpiando los vidrios de los autos. “Mi papá, el octavo de los diez hijos, tuvo una de esas enfermedades, no graves, pero que te tienen un mes en cama, y cuando salió no quiso volver al colegio. Vino al garage, donde su sueldo era ganarse las propinas”.

Moisés, por su parte, no había perdido la costumbre de comprar en cantidad, lo que en un momento se trasladó al vino. “Se dio cuenta que cuanto más compraba, más le mejoraban el precio, y así un día terminó comprando unas 200 cajas de vinos de 12 botellas… para consumo personal –cuenta Alan–. Hoy no es extraño que haya gente que compra unas 100 cajas para guardar, pero en esa época era otro vino: había tinto y blanco, y no estaba la costumbre de añejarlo”.

Íconos: un Catena Zapata Estiba Reservada, un Felipe Rutini y un Vega Sicilia Único (España)

“Pero él tenía principio de diabetes y era hipertenso, y todo ese vino genera un conflicto con mi abuela, que derivó en que la idea de que mi papá venda en la playa de estacionamiento los vinos a los clientes”, agrega. Así, quienes compraban una caja de vino no pagaban la estadía. La venta funcionó, en un par de semanas se agotaron los vinos, y Moisés volvió a comprar… una vez más, otra vez más.

“Le vieron la veta comercial. Ya había gente que no venía a estacionar al garage, pero pasaba por la puerta cargaba las cajas de vino y seguía su camino. Las compras comenzaron a ser un poco más específicas: además de un tinto y un blanco genérico, compraban un borgoña, un chablis, que eran estilos de la época.”

En un momento el negocio de venta de vinos había crecido tanto que ya complicaba la logística del garage. Entonces cuatro de los hijos de Moisés abren un local a la vuelta sobre Montevideo, en el número 218, llamado Dayan Hermanos, que con el tiempo pasaría a llamarse Vinfiar: Vinos Finos Argentinos. El negocio del vino ya estaba funcionando -y muy bien-, pero si bien fue el germen de la colección, esta todavía no había nacido.

Una pelea en un bar que cambió la historia

“De los cuatro hermanos, mi papá era el más apasionado por el vino, y siempre le gustó coleccionar: desde cuadros y muebles antiguos, hasta botellas de agua que guarda cuando viaja”, afirma Alan. A mediados de los 70, Víctor viaja a Burdeos, Francia, a la exposición de vinos Vinexpo, donde realiza todo un descubrimiento.

Fabre Montmayou Gran Vin 1999; la primera añada, la 94, fue comprada entera por Víctor Dayan

“Mi papá cuenta que estaba en un bar, en Burdeos, y había un grupo de jóvenes como pelándose. Le dice al mozo, y este le explica que no estaban peleando, sino que estaban eligiendo el vino. Acá en Argentina era tinto o blanco, como mucho Borgoña o Chablis, pero en Francia había varietales, había zonas, había añadas… Incluso era común que desde el taxista hasta el mozo tuvieran su pequeña cava para guardar vino, algo que en la Argentina no sucedía”.

A la vuelta de su viaje, Víctor se cruza con don Raúl de la Mota, uno de los grandes enólogos argentinos de esa época, y le cuenta lo que había vista en Francia. “Don Raúl le confirma que en el mundo existe esta otra dimensión del vino, y que en la Argentina era algo que se venía. De hecho, en esos años don Raúl elabora el Weinert Estrella 77, que es el primer vino de guarda de la Argentina -cuenta Alan-. Don Raúl le recomendó a mi papá que empiece a armar una pequeña colección de botellas, que él lo iba a asesorar”.

De la Mota comienza a sugerirle que compre 10 o 20 cajas de tal o cual vino, pero Víctor Dayan -siguiendo la tradición familiar- compra 100 o 200… o incluso 1000 por etiqueta. “Así nace la colección. El primer vino que tenemos guardado es del 73, un Aberdeen Angus Centenario 1973, que se habrá comprado en el 78″.

En la actualidad, la cava también cuenta con un sector en el que se guardan grandes vinos de Francia, Italia y España

Y así fueron pasando los años… y los vinos. Las cajas comenzaron a apilarse en el fondo del subsuelo del garage de Perón al 1600, de atrás para adelante, ocupándolo todo, hasta llega un momento en que comenzaron a utilizar otras propiedades de la familia para poder seguir expandiendo la colección.

Salir del sótano

Desde mediados de los 70 y hasta comienzos del nuevo milenio, la colección solo fue creciendo, no se vendió ni una botella. Pero entonces llegó la tercera generación. “Soy el hijo más chico de cuatro hermanos, y para el 2000/2001, ya estábamos metidos en la empresa y veíamos que había un negocio en los vinos guardados -recuerda Alan-. Comenzamos entonces a desarrollar la venta y a mandar algunos de estos vinos a los locales, porque no solo no había botellas en los locales, sino que ni siquiera sabían que existían”.

Los vinos guardados fueron muy bien recibidos por los visitantes de la vinoteca, que por aquel entonces eran mayormente turistas a los que el cambio favorable los invitaba a descubrir que había vinos de guarda argentinos. “Compraban para llevarse a su país, y desde allá nos pedían que les mandemos”, cuenta Alan. También los consumidores de vino argentinos comenzaron a encontrar estas joyas, en tiempos en que, de a poco, el conocimiento del vino fue creciendo como contraparte de la sofisticación de la gastronomía.

Pero los Dayan nunca dejaron de comprar y guardar. ¿Cómo elijen hoy los vinos que han de guardar? “Guardamos los que nos gustan: vinos de muy alta gama, de gamas medias e incluso vinos baratos que nos gustan -explica Alan-. La experiencia nos enseñó que hay vinos que no fueron pensados para ser guardados, pero que trascienden hasta 50 años y están impecables. Lo que no guardamos son estos vinos de moda, como los naturales, que creemos que son algo pasajero”.

Alan Dayan con una vertical de Felipe Rutini, vino ícono de la Rutini Wines

El precio de los vinos es todo un tema, ya que ponerle precio a un vino no solo muy añejo, sino incluso de etiquetas de las que no quedan otras botellas en el mercado -como, por ejemplo, el Fabre Montmayou Gran Vin 1994, cuya existencia completa está dentro de la colección-, es complejo. “Armamos con un equipo de ingenieros en sistemas un algoritmo donde los precios se establecen a partir de múltiples factores. Partimos del precio de reposición del vino actual y del stock que hay de esa etiqueta, entre muchos otros factores. Pero en el algoritmo la valoración del líquido es muy importante; periódicamente probamos algunas botellas, y si el vino ha evolucionado muy bien el precio es más alto y si no ha evolucionado tan bien, más bajo”.

A fines del año pasado, Alan decidió comenzar a difundir la colección a través de redes sociales. “El negocio es rentable, funciona bien, pero me cansé de juntarme con referente del mundo del vino que no sabían o sabían de oído apenas que había una guarda tan grande en el país… y me dieron ganas de dar a conocer que existe esta colección para mostrar que el vino argentino tiene potencial de guarda. El otro día vino, por ejemplo, Gastón Acurio, un referente de la gastronomía mundial, y se quedó impactado por los vinos que hay acá, y por probar vino argentino de guarda”.

Fuente: Diario La Nación

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Eventos

ProWein: éstas son las tendencias de consumo en vinos que se vienen

Tras dos años en pausa, se llevó a cabo la feria de vinos más importante del mundo. Además de las oportunidades de negocio, los exponentes de la industria local se acercaron a los consumidores.

Entre el domingo 15 de mayo y el martes siguiente, tuvo lugar la 27 edición de la ProWein, la feria líder mundial de vinos y bebidas espirituosas, el mayor encuentro de la industria para profesionales de la viticultura en Düsseldorf, Alemania. Allí participaron 125 bodegas, 100 de ellas de Mendoza y, además de darse a conocer al mundo, los exponentes de la vitivinicultura local se trajeron “las nuevas tendencias de consumo”, para adaptarse a lo que el mundo demanda.

La feria, además, es el mayor encuentro de la industria para profesionales de la viticultura, la producción, el comercio y la gastronomía, y este año se reunieron en ella, al menos 6.000 expositores de más de 60 países participantes en pabellones nacionales.

Matías Prezioso, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers, que dictó un seminario en el inicio de la feria sobre las novedades en los vinos argentinos, contó a Los Andes que después de la cancelación de 2020, la imposibilidad de reunirse en 2021, y el retraso de 2022 (la ProWein suele tener lugar en mayo), había mucha expectativa sobre lo que se iba a presentar en al feria. Desde su punto de vista, la feria no decepcionó y la experiencia fue muy buena.

“La afluencia de gente fue menor, pero la calidad mejor, tanto por las reuniones con exportadores, como por el público general que se acercaba orgánicamente. En cuanto a tendencias, vemos la búsqueda de vinos con mayor frescura”, comentó.

“La tendencia es hacia los alcoholes más bajos, con niveles de acidez más altos, con más frescura, mayor nivel de frutas. Todo eso no era lo históricamente más importante para Argentina, pero hace algunos años que se está imponiendo”, explicó Matías Prezioso.

El especialista también señaló que el tema precio siempre es importante y más aún en una feria de vinos, porque el consumidor tiene una imagen de precios para cada segmento. “Un buen vino argentino no vale lo mismo que un buen vino de regiones famosas de Francia o California (por el trabajo de posicionamiento que éstas hacen desde hace décadas). En ese sentido, Argentina se ha posicionado entre los U$S 12 a U$S 20 y hoy trata de saltar a U$S 20 o U$S 30 porque hay productores a la altura de las circunstancias, y los importadores se han dado cuenta, y están dispuestos a pagar por ello”, cerró.

Subasta de vinos

Los vinos orgánicos

El presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, explicó que tuvo la oportunidad de recorrer los diversos pabellones de bodegas, de todo el mundo, y notó “el crecimiento en la oferta de vinos orgánicos en todos los países del viejo y el nuevo mundo”.

“Por otro lado, y en un punto que venimos trabajando junto a todo el equipo del INV y desde el comienzo de nuestra gestión, es en lo que se refiere a vinos con menor graduación alcohólica. Además, la innovación en lo que respecta a packaging, etiquetas y presentaciones modernas sobre todo en lo que respecta a vinos blancos, rosados y naranjas. En cada stand me encontraba con presentaciones de vinos que parecían perfumes. Con esto lo que quiero decir, es cómo se están posicionando en la estética este tipo de productos”, sumó.

Para cerrar, Hinojosa contó que degustó diversos vinos para identificar cómo cada país conserva su identidad enológica, cuida de sus raíces, su suelo, las uvas que dan sus viñedos y demás. “Esto es muy importante, porque es el trabajo que venimos haciendo como industria desde hace tiempo, y es mostrar y brindar a todos los consumidores del mundo el verdadero terroir argentino, sin despegarnos de nuestra identidad”, agregó el presidente del INV.

Prowein

Cerveza artesanal y licores sin alcohol

Aunque parezca una contradicción, de acuerdo con el sitio oficial de la feria, las bebidas “sin alcohol” fueron un tema central de diálogo entre las empresas presentes.

“Dr. Jaglas, de Berlín, por ejemplo, causó revuelo con su aperitivo de hibisco sin alcohol al lanzar Vincent. La empresa rica en tradición Alfred Schladerer, también apuesta por un aperitivo sin alcohol a base de hierbas, refinado con frambuesas maduras. Lo mismo se aplica a Heimat Distillers, de Schwaigern, que no sólo ofrece su Dry Gin y un licor de jengibre, sino también alternativas sin alcohol, como ‘vogelfrei Sugar Cane’ con sabor a ron”, puede leerse en el sitio oficial de la feria.

Asimismo, un aperitivo de bajo contenido alcohólico es “Amaro Santoni de Gabriello Santoni SRL, de Italia; un Dolce Amaro a base de ruibarbo y flores de iris y protagonista de la cultura del aperitivo italiano transmitido de generación en generación”.

Fuente: Diario Los Andes