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No hace falta ser un experto para notar el mal estado de un vino, pero esta guía ayuda a identificar algunos detalles fundamentales.

Los bebedores más entrenados dirán que pueden notarlo inmediatamente. Apenas verlo u olerlo al descorcharlo y servirlo en la copa lo detectan. En otros, se instala la sospecha. ¿Cómo se reconoce un vino en mal estado? ¿Cuáles son las claves para darse cuenta si un vino está picado, avinagrado u oxidado y cuál es la diferencia entre este tipo de “defectos” que se puede encontrar en la bebida?

Marcela Rienzo, presidenta de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) sostiene que no hace falta ser un experto/a para identificar estas fallas. Sin embargo, en su libro Chin Chin, El vino es fácil, brinda algunas pautas para considerar como indicadores de algo no está del todo bien.

“Ocasionalmente, podrás encontrar una botella que no huela bien o que el vino no tenga rico gusto. Puede pasar. Si al acercarte a la copa no encontrás aromas agradables o hay algo que molesta en la lengua, es posible que el vino tenga un defecto”, explica.

Cómo reconocer un vino en mal estado: picado o avinagrado, oxidado o con brett

El mal aroma es el principal indicador del mal estado del vino. Foto: Martín Bonetto.

Ante todo, advierte Rienzo, hay que destacar que esta situación es cada vez menos frecuente, ya que en Argentina “casi todos los vinos hoy están muy bien hechos”.

Corcho o encorchado: El vino con este defecto tiene olor a cartón mojado, a trapo de piso sucio o a armario húmedo. Esto se debe a una contaminación de cloro o de bromo en el corcho, por lo tanto, aparece únicamente en las botellas que están tapadas con corcho natural. Las moléculas responsables se llaman TCA o TBA y son el terror de enólogos y bodegueros.

Avinagrado: En el vino naturalmente hay acidez, y es muy importante que así sea. La acidez es una parte fundamental del vino. Pero cuando prospera una bacteria llamada ascética (la misma con la que se hace el vinagre o ácido ascético) y se pasa de la raya, el vino se acidifica y aparece «avinagrado».

Ojo, hay muchos vinos que tienen una acidez alta, lo que puede molestar a quienes no están acostumbrados. Pero el vino avinagrado es feo, desagradable, no está en concordancia con los otros sabores. Ahí es cuando decimos que el vino está «picado».

Oxidado: Como se puede deducir, se trata de un vino que se expuso a su enemigo número uno: el oxígeno. A veces falló el corcho, a veces hubo algún problema en la elaboración. Ese vino se va a sentir como «cansado», sin aroma a frutas, y generalmente es amarronado, como teja o ladrillo.

Brett: Este es un defecto a medias, porque a muchos bebedores les puede gustar cuando está presente en poquísimas cantidades. El brett es una contaminación de los tanques donde se elabora el vino con un tipo de levaduras, las Brettanomyces (que no son las que se usan para fermentar mosto) de los recipientes donde se elaboran vinos. Se perciben aromas desagradables a corral o a sudor de caballo.

Finalmente, concluye Rienzo, “cualquier aroma desagradable es una buena pista, así que confiá en tu nariz y en tu instinto para definir si un vino está sano o no”.

La sommelier Marcela Rienzo y su libro «Chin Chin, el vino es fácil».

Si tomé un vino picado: ¿me puede hacer mal?

Por si algún lector alguna vez tomó un vino de estas características con preocupación, la sommelier aclara que un vino con defectos no es tóxico, es decir, no tiene riesgos para la salud. Solo hace que la experiencia de degustarlo no sea tan grata.

En cuanto a qué hacer si encontramos un vino en estas condiciones, depende del contexto en que lo hagamos. Si estamos en un restaurante, Rienzo recomienda consultar al camarero o sommelier, ya que siempre se puede pedir un cambio de botella.

Fuente: Clarín