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Turismo

Fútbol por los caminos del vino: Mendoza recibe al Mundial Sub 20 con «su Messi del turismo»

Es la sede más cercana desde la Patagonia, con conexión aérea directa desde Neuquén. Desde la provincia se activa la organización como una de las sedes del Campeonato Mundial Sub 20 bajo esta consigna. 

Mendoza será el destino más cercano para los patagónicos que quieran ir a ver el Mundial Sub 20. Las pasiones no solo se pueden vivir en la cancha, porque esta sede del Campeonato Mundial Sub 20 comenzó a organizar paseos para recibir a los turistas, bajo la consigna “fútbol por los caminos del vino”.

“Nuestro Messi es el vino, y en esta ocasión tenemos para ofrecerlo al mundo una vez más junto con la organización adecuada e infraestructura deportiva y hotelera que demandan los protocolos internacionales”, expresó ministra de Turismo y Cultura de Mendoza, Nora Vicario en Télam Radio.

La ministra mencionó que la Organización Mundial del Turismo (OMT) subrayó que “el turismo deportivo ha tenido gran crecimiento pos pandemia, que le ha aportado al turismo un gran crecimiento relacionado con eventos deportivos”.

Mendoza recibirá en total 14 partidos entre fase de grupo y octavos de final del domingo 21 de mayo, al martes 30 de mayo. El comité organizador solicitó sentar base en la provincia. Es decir que la FIFA estará en Mendoza y desde aquí se trasladará al resto de las sedes que Argentina tendrá durante el mundial.

En Mendoza, el otoño regala un clima benigno. A diferencia de veranos muy calurosos y de inviernos muy fríos, en otoño es la época ideal para visitar gran cantidad de interesantes lugares, donde los colores ocres y amarillos de los árboles dan un toque especial al paisaje.

Es ésta una excelente excusa para recorrer las típicas arboledas y así visitar bodegas y degustar vinos y la gastronomía del lugar, o para admirar las Áreas Protegidas o los Parques Provinciales. Sin duda las rutas del vino se disfrutan durante las cuatro estaciones.

Son muchas las modalidades que ofrecen los operadores turísticos locales para recorrer las bodegas y viñedos de la zona. A caballo, en bicicleta, en autos antiguos, en globo, a pie. Son más de 1.200 bodegas, muchas de las cuales abren sus puertas al visitante para contarle la historia y los procesos que rodean a esta bebida.

Mendoza en otoño también ofrece alternativas para disfrutar de los beneficios que aportan las aguas mineralizadas. Se trata de los complejos termales de Cacheuta, Los Molles y El Challao. La propuesta combina descanso, aventura y los mejores vinos del país.

También en Malargüe, junto al río Atuel, a unos 2.180 metros de altura sobre la RP 220, el visitante accede a un abandonado complejo termal que supo ser en las décadas del 30 y del 40 un suntuoso alojamiento de alta gama. Se trata de las ruinas del Hotel Termas El Sosneado. El manantial de aguas termales es de origen volcánico y en temporada estival recibe turistas que aprovechan sus propiedades curativas.

Conectividad aérea a Mendoza

Mendoza tiene conectividad directa con el aeropuerto de Neuquén con Aerolíneas Argentinas. Si tiene una fecha flexible puede conseguir pasajes desde $17.342, pero para viajar el sábado previo al partido, los pasajes se consiguen desde $25.373.

Además hay 184 vuelos entre cabotaje e internacionales por semana, con 4 destinos directos internacionales y 9 de cabotaje, lo que significa 13 aeropuertos con servicios a la provincia. La ruta más activa es Buenos Aires-Mendoza, con 100 vuelos. Además, la provincia cuenta con 9 vuelos regulares por semana hacia San Pablo, Brasil.

Actualmente, Mendoza cuenta con vuelos directos de Santiago de Chile -vía Sky Airline, LATAM Chile, LATAM Brasil, Aerolíneas Argentinas-, San Pablo -vía Gol Linhas Aéreas, LATAM Brasil, Aerolíneas Argentinas-, Panamá -Copa Airlines- y Lima -LATAM Perú-, las cuales tienen muy buena ocupación sostenida.

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Enología

Cómo darse cuenta si un vino está picado: claves para reconocer defectos en el aroma y el sabor

No hace falta ser un experto para notar el mal estado de un vino, pero esta guía ayuda a identificar algunos detalles fundamentales.

Los bebedores más entrenados dirán que pueden notarlo inmediatamente. Apenas verlo u olerlo al descorcharlo y servirlo en la copa lo detectan. En otros, se instala la sospecha. ¿Cómo se reconoce un vino en mal estado? ¿Cuáles son las claves para darse cuenta si un vino está picado, avinagrado u oxidado y cuál es la diferencia entre este tipo de “defectos” que se puede encontrar en la bebida?

Marcela Rienzo, presidenta de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) sostiene que no hace falta ser un experto/a para identificar estas fallas. Sin embargo, en su libro Chin Chin, El vino es fácil, brinda algunas pautas para considerar como indicadores de algo no está del todo bien.

“Ocasionalmente, podrás encontrar una botella que no huela bien o que el vino no tenga rico gusto. Puede pasar. Si al acercarte a la copa no encontrás aromas agradables o hay algo que molesta en la lengua, es posible que el vino tenga un defecto”, explica.

Cómo reconocer un vino en mal estado: picado o avinagrado, oxidado o con brett

El mal aroma es el principal indicador del mal estado del vino. Foto: Martín Bonetto.

Ante todo, advierte Rienzo, hay que destacar que esta situación es cada vez menos frecuente, ya que en Argentina “casi todos los vinos hoy están muy bien hechos”.

Corcho o encorchado: El vino con este defecto tiene olor a cartón mojado, a trapo de piso sucio o a armario húmedo. Esto se debe a una contaminación de cloro o de bromo en el corcho, por lo tanto, aparece únicamente en las botellas que están tapadas con corcho natural. Las moléculas responsables se llaman TCA o TBA y son el terror de enólogos y bodegueros.

Avinagrado: En el vino naturalmente hay acidez, y es muy importante que así sea. La acidez es una parte fundamental del vino. Pero cuando prospera una bacteria llamada ascética (la misma con la que se hace el vinagre o ácido ascético) y se pasa de la raya, el vino se acidifica y aparece «avinagrado».

Ojo, hay muchos vinos que tienen una acidez alta, lo que puede molestar a quienes no están acostumbrados. Pero el vino avinagrado es feo, desagradable, no está en concordancia con los otros sabores. Ahí es cuando decimos que el vino está «picado».

Oxidado: Como se puede deducir, se trata de un vino que se expuso a su enemigo número uno: el oxígeno. A veces falló el corcho, a veces hubo algún problema en la elaboración. Ese vino se va a sentir como «cansado», sin aroma a frutas, y generalmente es amarronado, como teja o ladrillo.

Brett: Este es un defecto a medias, porque a muchos bebedores les puede gustar cuando está presente en poquísimas cantidades. El brett es una contaminación de los tanques donde se elabora el vino con un tipo de levaduras, las Brettanomyces (que no son las que se usan para fermentar mosto) de los recipientes donde se elaboran vinos. Se perciben aromas desagradables a corral o a sudor de caballo.

Finalmente, concluye Rienzo, “cualquier aroma desagradable es una buena pista, así que confiá en tu nariz y en tu instinto para definir si un vino está sano o no”.

La sommelier Marcela Rienzo y su libro «Chin Chin, el vino es fácil».

Si tomé un vino picado: ¿me puede hacer mal?

Por si algún lector alguna vez tomó un vino de estas características con preocupación, la sommelier aclara que un vino con defectos no es tóxico, es decir, no tiene riesgos para la salud. Solo hace que la experiencia de degustarlo no sea tan grata.

En cuanto a qué hacer si encontramos un vino en estas condiciones, depende del contexto en que lo hagamos. Si estamos en un restaurante, Rienzo recomienda consultar al camarero o sommelier, ya que siempre se puede pedir un cambio de botella.

Fuente: Clarín

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Enología

8 ACTRICES Y CANTANTES FAMOSAS EN TODO EL MUNDO QUE INVITAN A PROBAR SUS PROPIOS VINOS

No es necesario ser dueñas de un viñedo, aunque algunas lo tienen. Pero la idea de brindar con su marca llevó varias megastars a contactarse con expertos y aprender cómo convertirse en winemaker. Desde Cameron Díaz a Madonna, te contamos cuáles son las celebrities que levantan la copa y reciben aplausos.

En su personaje más famoso, solía caminar por las calles de Nueva York, escribir sobre encuentros y desencuentros y disfrutar de su bebida preferida: un Cosmopolitan en la barra de un lujoso bar. Sin embargo, hoy Sarah Jessica Parker, la actriz que interpretó a Carrie Bradshaw en “Sex & the City”, optó por estar del otro lado del mostrador. Ahora no solo disfruta de los mejores vinos sino que tiene uno con su marca.

No está sola. Con el aval de su nombre, son muchas las actrices y cantantes que optaron por dar vida a su propio producto. Así como algunas celebrities se pusieron el delantal, otras compraron acciones de viñedos o incluso una bodega, y en todos los casos se capacitaron para dejar a su criatura en manos de los mejores profesionales del sector.

Aquí un resumen de las famosas que se dieron tiempo para soñar con convertirse en winemakers, y lo lograron.

Quiénes son las famosas con vinos propios

1. Nunca abandonar el glamour

Más allá de que su personaje logró posicionarse como uno de los referentes de la moda, la actriz y productora Sarah Jessica Parker supo trasladar ese glamour a su propia vida. No solo creó una marca de lujosos zapatos que tiene local en pleno NYC, sino que además se animó a su vino.
Se trata de Invivo X, SJP Sauvignon Blanc, que llegó a las góndolas en septiembre de 2019 y se agotó en pocos meses. Y eso no es todo: ocupó uno de los 100 primeros lugares de Wine Spectator con el calificativo de “emocionante”.
Es un vino apto para veganos y de producción ecológica. Para llegar a obtener el producto que pretendía, Parker viajó por distintas partes del mundo y recaló en la región de Marlborough, en la Isla Sur de Nueva Zelanda, de donde son las uvas.

Su vino ocupó uno de los 100 primeros lugares de Wine Spectator.

Las críticas de los especialistas son excelentes y sostienen que es un vino con notas a cítricos maduros y frutas tropicales. Se puede tomar bien frío y maridar con platos de verano.

2. Veganismo y vida sana

Mucho se habló cuando dejó la actuación. Aunque los agoreros hablaron de que atravesaba un mal momento, lo cierto es que a Cameron Díaz no se la ve nada mal.
Se dedicó a un estilo de vida saludable y lanzó al mercado su propia línea de vinos rosados y blancos, recibidos por los críticos con calificaciones digamos que no como para ganar un Oscar.
La marca se llama Avaline y es el sello de vinos elaborados con uvas orgánicas certificadas de viñedos de Cataluña. La propia protagonista de “Loco por Mary” hace la mejor publicidad al comunicarlos en redes como “son vinos limpios que están llenos de bondad natural y libres de docenas de extras no deseados y no revelados”.

Cameron Diaz dice: “son vinos limpios que están llenos de bondad natural y libres de docenas de extras no deseados y no revelados”.

Por ser un vino elaborado con uvas orgánicas se encuentra en estado puro, “creado con bebedores exigentes (y amigos) en mente”, define la estrella. Cuestan 24 dólares y pueden comprarse a través del sitio web de la empresa o en supermercados en California.

3. De Australia a la costa de Provenza

En plena pandemia y con la imposibilidad de ofrecer shows, Kylie Minogue sorprendió al lanzar una marca de vino con su nombre en la etiqueta, que fue un verdadero éxito. Y hace semanas sacó a la venta una segunda propuesta, un rosado provenzal, elaborado en la costa mediterránea de Hyères.

Kylie Minogue sorprendió al lanzar una marca de vino con su nombre en la etiqueta.

Desde que arrancó logró vender tres millones de botellas en Reino Unido y en 10 países a los que exporta. Más allá de los rosados que son su nave insignia, en su portafolio cuenta con un Prosecco rosado, un Sauvignon Blanc, un Merlot y un Cava Brut Reserva Ecológico.

4. Un vino con tironeos

Es sin duda uno de los vinos más reconocidos en el mundo por su calidad y los nombres que hay detrás de la marca. Hablamos de Fleur de Miraval, que se elaboró con uvas de viñedos y de una bodega que son centro de disputa entre Angelina Jolie y Brad Pitt.
Ellos compraron juntos este château, ubicado a pocos kilómetros de Saint Tropez, e incluso la residencia fue escenario de su exclusiva boda. El valor económico y emocional de la propiedad, además de la calidad de su producción, lo posicionaron como trofeo de guerra en el divorcio y el juicio por la custodia de los niños.
Más allá de las cuestiones legales, hay que decir que Angelina y Brad pusieron mucho énfasis en este Fleur de Miraval. Es un rosado 75% Chardonnay maduras y 25% Pinot Noir jóvenes.
Quienes tuvieron el gusto de disfrutarlo confirmaron que tras él hay mucha investigación y estudio, además de notas picantes de grosella roja y frambuesa y un dejo de mineralidad.

El château ubicado a pocos kilómetros de Saint Tropez.

El detalle más interesante es que, para su elaboración, se usó el método Saignée. Consiste en extraer una parte del mosto de un vino tinto ya fermentado para crear dos productos finales, un vino rosado y un vino tinto.
Se sangra parte del vino tinto; este vino “desangrado” se vinifica y embotella como rosado. El valor de una botella ronda los u$s 300.

5. California no duerme

La cantante Fergie Ferguson, ex integrante de Black Eyed Peas, quiso darse el gusto y se unió a su padre para cumplir un sueño: Ferguson Crest, una bodega tipo boutique que elabora varietales de alta calidad. La finca se encuentra en el punto más alto de Solvang, con vistas al valle de Santa Ynez, al sur de California.
En este caso, la cantante puso más que su nombre ya que, desde 2006, el predio de seis hectáreas pasó a ser un gran sustento y forma de vida. Como datos más destacados de esta producción en Santa Bárbara resalta que sus viñedos son orgánicos y que usan prácticas sustentables.

Sus viñedos son orgánicos y que usan prácticas sustentables.

Entre los vinos más reconocidos de la marca se encuentra su Estate Syrah, a u$s 35 dólares, y un Viognier Vertical Flight, que se vende a u$s 84.

6. Glamour y perseverancia

Su particular belleza y talento la llevaron a ser musa de Buñuel, chica Bond e ícono de Chanel. Ahora, cuando todavía se mantiene el éxito de la serie que hizo para Netflix, “La Mantis”, Carol Bouquet también se da el lujo de ser una estrella en el sector vitivinícola.
Se define como una persona dedicada que busca reivindicar el trabajo agrícola, tanto en Francia como en Italia. Así es el sello que impuso la actriz para su marca de vinos Sangue d’Oro.
Su última creación es un vino dulce elaborado con métodos ancestrales de uva pasificada, en la isla volcánica de Pantelleria, frente a la costa de Sicilia.
“He encontrado el nombre en dos minutos, era una evidencia. La bandera siciliana es amarilla y roja. El oro es mi color y el rojo, el del vino. Es la sangre de mi tierra”, dijo.

Su última creación es un vino dulce elaborado con métodos ancestrales de uva pasificad

Esta versión es considerada uno de los mejores vinos dulces del mundo y se consigue a cambio de u$s 90.

7. Familia y tradición

La reina del Pop tiene tiempo para todo. Creadora de un estilo particular tanto en la música como en la vida, Madonna también guarda un especial vínculo con el vino. Esto se debe a Silvio Tony Ciccone, su padre, con quien comparte la producción de viñedos propios que se encuentran en la Península Leelanau, en Michigan.
Desde hace algunos años, cuentan con un portfolio de vinos tranquilos, aunque también han cobrado notoriedad gracias a un vino de postre y otro de cereza.
Muchos de sus fans la han visto en alguna de las visitas al establecimiento. Por tener una producción relativamente importante y diversa, sus vinos tienen un valor accesible.

Ha cobrado notoriedad gracias a un vino de postre y otro de cereza.

8. Con la bandera del Pinot

Ahora se centra en comercializar desde su página productos de belleza y para el hogar, pero hace unos años prefirió darle fuerza a un proyecto largamente soñado, que era la producción de vinos. Drew Barrymore (la nena de “E.T., el extraterrestre”) se alió con el enólogo Kris Kato de Carmel Road, un proyecto creado en 1999 para abocarse al Pinot.

Drew Barrymore se alió con el enólogo Kris Kato de Carmel Road.

Allá por 2015, Barrymore decidió involucrarse en cada paso del proceso de elaboración del vino y en tres años, produjeron tres: un Pinot Grigio (de la que vendieron más de 2000 botellas), un Blend Pinot Noir de Carmel Road Drew y un rosé.

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Enología

Enología: 9 fotos rarísimas pero con una explicación lógica

Cada vez que me toca buscar info en internet para mis alumnos, me topo con un montón de imágenes rarísimas que me llaman mucho la atención, porque de alguna forma entiendo que es lo que estoy viendo, pero pocas veces pienso en compartirlas. Pero cuando lo hago noto mucho interés en estas cosas que no se ven todos los días.

Acá van algunas para que vean un poco de todo.

Fuente: @pabloponcetiviroli

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Gastronomía

Una heladería con kiosco: llegan las golosinas de Obrador Florida

Más allá de los cucuruchos, la maestra heladera Mercedes Román incursiona en el costado dulce más lúdico de la pastelería: las golosinas. Con un guiño a la infancia, toma los conceptos de la golosinería industrial y –con su toque de magia– trae al mostrador una nueva experiencia para adultos con nostalgia (y niños foodies, claro).

¿Un kiosco de golosinas dentro de una heladería? ¿Golosinas como las de la industria, pero con recetas mejoradas a base de productos nobles? ¿Por qué se le ocurrió todo esto a Mercedes Román, la maestra heladera y creadora de Obrador Florida?

Primero porque es golosa. Segundo porque le encanta siempre ir un paso más allá, explorar a fondo qué más puede hacer con las frutas, chocolates, leches y otros ingredientes orgánicos y agroecológicos con los que trabaja en su heladería artesanal.

Tercero: porque crear es su motor para vivir. Así, la dueña de la heladería de Palermo que rebalsó el cucurucho tradicional a fuerza de ideas creativas, ahora propone sus golosinas.

Como ella dice, Obrador Florida es un taller experimental de materia prima. “Nuestro foco está en crear a través de dos pilares: la técnica y las texturas. Desde ahí trabajamos todo lo que hacemos, los helados, los postres y ahora también las golosinas a base de frutas y plantas para redescubrir nuevas posibilidades en este mundo tan signado por la industria”.

Volvemos: ¿un kiosco en una heladería? Sí. Golosinas clásicas y modernas mediante, en Obrador Florida podés acompañar tus helados y disfrutar de versiones naturales de Marroc, bombones de fruta, Vauquitas, lajas de chocolate, cookies y más.

Mercedes Román incursiona en el costado dulce más lúdico de la pastelería: las golosinas.

Kiosco Obrador Florida: el nuevo juego de Mercedes Román

Basta recorrer la trayectoria de Román para comprender que es una persona curiosa e inquieta. Estudió comunicación y diseño gráfico, se especializó en branding. Siempre le interesó cocinar, así que también se formó en gastronomía y logró un postítulo en arte culinario. Un día le regalaron una máquina de helados y su vida cambió para siempre.

Primero hizo miles de helados para sí misma, porque le encantan. Pero como es curiosa, no pudo esquivar las preguntas que le surgían una y otra vez ¿Cómo hacer helados de verdad que estén buenos? ¿Helados de verdad? Por supuesto, se puso a investigar.

Lo primero fue un curso del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), aunque solo a ella se le ocurre comenzar a estudiar heladería desde la ciencia: “Me metí directo en lo que es la química y la formulación del helado, la parte dura del asunto, digamos. No me gustaba nada, pero ahí descubrí el pensar distinto, porque, para empezar, se trabaja a temperaturas negativas. ¿Qué le pasa a un chocolate sólido a baja temperatura? ¿Cómo se vuelve espatulable? Todas mis ideas románticas sobre el helado se fueron al piso. Pero me encantó comprender cómo funcionan las cosas”, dice.

Aprender la teoría para tener libertad en la práctica

“La heladería está muy separada de la gastronomía, incluso de la pastelería, entonces es muy difícil acceder a información heladera fehaciente. Por eso yo hice cursos muy diferentes. Aprendí teoría para luego hacer mi propio camino. Estudié con los italianos, la gelatería por excelencia. Fui a Carpigiani, la marca número uno de maquinarias de helados, tienen una universidad con sede en Buenos Aires. Y el contenido me re desilusionó”, dice Mecha, como todos la conocen.

Obrador Florida podés acompañar tus helados y disfrutar de versiones naturales de Marroc, bombones de fruta, Vauquitas, lajas de chocolate, cookies y más.

¿Qué pasó? “Entendí muchas más cosas, pero vi que la gelatería funciona del mismo modo hace un millón de años. Eso está buenísimo para el negocio porque lo vuelve rentable, pero que no tiene que ver con lo que yo estaba buscando.

Ellos hacen algo muy práctico: la gelatería se basa en bases. Vos tenés la base blanca, que es crema, leche, azúcares. Tenés la base amarilla, que es lo mismo, más yema de huevo. Y la base oscura, que es de chocolate. Y después, un almíbar. Así lo llaman, son cuatro bases. Entonces, en el 29% de la heladería, lo que hacen es hacer 100 kilos de cada base. Luego, toman una parte y le agregan frutilla, otra parte y le agregan menta. Y en ese camino, hay calidades de todo tipo”.

Para Mecha ese camino era cuadrado, no tenía salida. No quería saber nada con colorantes, saborizantes, ni estabilizadores del gusto, por más que sean de excelente calidad.

“Yo quería trabajar desde otro lugar, uno en el que manden los productos y la estacionalidad. Mis helados y mis golosinas parten desde esa premisa. Yo uso pistachos de San Juan, no compro importados. Uso las frutas maduras que nadie quiere, lo que hago surge desde la honestidad de lo que yo quiero comer. Así pienso todo”, se planta.

El kiosco de golosinas

Kiosco Obrador ofrece distintos productos que son el resultado de una larga investigación: Tierras (crumbles de frutas, chocolates y frutos secos), Lajas (de chocolate, flores y semillas), Cookies (frutales, de manteca, glaseadas, con geles de frutas, de especias), Golosinas propiamente dichas (bombones de frutas agroecológicas, nubes o malvavisco de bayas patagónicas, mazapán, bombones como Marroc, o trufas de feuilletine (texturas crocantes) y Frutos (coulis de frutas, frutas bañadas en chocolate, garrapiñadas).

El kiosco Obrador Florida se desarrolla de forma estacional y en consonancia con la carta de helados.

“A mí las golosinas me gustan mucho. Soy adulta, pero voy al kiosco y me compro los caramelitos. Todo lo que es muy artificial en este universo, pero no puedo dejar de comerlos, porque lo que estalla en la boca, me divierte, me encanta. Entonces me puse a pensar cómo hacer golosinas de verdad, con los productos que yo uso”, describe.

El kiosco Obrador Florida se desarrolla de forma estacional y en consonancia con la carta de helados.

Lo primero que surgieron fueron los bombones de fruta, un clásico que le convidaba su abuela cuando era chica. Solo que, en vez de gelatinas industriales, usa pectina natural de fruta. Y como usa fruta madura, no tienen tanta azúcar. “Y empezó a salir una línea de cariño que la gente comenzó a apreciar”, cuenta.

Después se metió con los malvaviscos, porque de chica vivió un tiempo en Estados Unidos y ése es su sabor de infancia. “Me llegaron unas bayas de cassis de la Patagonia… Las usé para los malvaviscos y fueron un éxito”.

Lo que fue sucediendo es que mucha gente comenzó a ver que además de helados, había estas opciones: “Me encontré con adultos de mi edad disfrutando de mis Marrocs, de mis Vauquitas, de mis garrapiñadas de frambuesas o mis chocos con maní de Córdoba con DOC, entre otras. Una golosina es sinónimo de un momento lúdico, algo muy placentero. Yo lo aprovecho para contar de dónde vienen los ingredientes que uso, para abrir el paladar, para incentivar a probar cosas nuevas”.

Kiosco y más

Obrador Florida es heladería, ahora también kiosco, y en el futuro, cuando apriete el frío, quizás incorporen café y barra de té y jugos. Allí se podrán elegir las golosinas por peso, para llevar.

GPS. Obrador Florida / Soler 5063 / Palermo IG:@obradorflorida

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Enología

A tener en cuenta: por qué y para qué se agita la copa de vino

Es muy común observar cómo muchos consumidores hacen bailar el vino dentro de la copa. Aparte de servir para una pose cool, tiene una razón.

Con la llegada del snobismo al mundo del vino, se combinaron saberes ancestrales y algo de «pose» dentro de todas las degustaciones de las que somos parte. Tanto en eventos sociales, como en reuniones privadas, hay una que se repite. El vino dentro de la copa y la danza del mismo. Ahora, ¿para qué sirve realmente?

Lo que estamos haciendo en ese momento es exponer el vino al aire, lo que va a provocar dos fenómenos: el comienzo de la oxidación y la evaporación. Lo primero es lo que comúnmente hace que una manzana se vuelva marrón después de pelarse; y lo segundo es el proceso por el cual el líquido se convierte en vapor. 

Particularmente el vino se compone de cientos de compuestos y, con la aireación, normalmente los compuestos volátiles indeseables se evaporarán más rápido que los deseables, aromáticos y sabrosos.

EL PROCESO DE OXIGENACIÓN ES IMPORTANTE EN EL VINO. FOTO: PEXELS.

Precisamente y bajo este proceso vamos a reducir los sulfitos que se agregan al vino para evitar que se oxide en su proceso. La actividad microbiana también se va a ver mermada, esos que provocan olores como a fósforos quemados. El etanol también es un compuesto altamente volátil, y un vino que huele demasiado a alcohol es que seguramente está recién abierto, y se volverá más expresivo con un poco de aireación.

Muchos se han vuelto adeptos a los decanters para acelerar este proceso, pero simplemente con descorchar una botella y servirla en la copa le darán «aire». El movimiento dentro de la misma, va acelerando este efecto. Hay que tener en cuenta, que mientras más denso y concentrado sea un vino, más se beneficiará de la aireación y más tiempo puede pasar antes de que comience a «abrirse». 

Y al contrario, vinos añejos conviene oxigenarlo por poco tiempo, ya que en ese proceso pueden perder aromas delicados presentes dentro de la botella. En general se decantan para eliminar los sedimentos presente por el paso del tiempo. 

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Bodegas

Las escapadas del vino. Bodegas y viñedos de calidad para disfrutar en la provincia de Buenos Aires

No hace falta viajar a Mendoza o a la Patagonia: en Campana, Sierra de la Ventana, Tandil, Uribelarrea o Chapadmalal también es posible realizar paseos, catas y degustaciones.

El imaginario colectivo sitúa el enoturismo en Mendoza, Salta, La Rioja, San Juan y Patagonia, y no mucho más allá. Pero imaginen la posibilidad de un viñedo que se recorta sobre una tierra ondulada a una hora de Buenos Aires, e incluye degustación de vinos y almuerzo. Hace ya un año que esta alquimia se hizo realidad: Bodega Gamboa abrió sus puertas al turismo en Campana, provincia de Buenos Aires, constituyéndose en la viña más cercana a la Ciudad de Buenos Aires. .

“Vinos y Bodegas Bonaerenses nuclea a seis bodegas ligadas al turismo y otros 19 productores que están en las primeras etapas. Se suma a esta iniciativa la media sanción del proyecto de Ley Vinos Buenos Aires que contempla el incentivo para la industria vitivinícola, un registro provincial de viñedos, el Centro Técnico Vitícola y la marca Vinos Buenos Aires”, cuenta Manuela Parra, presidenta de la Asociación y dueña de la bodega Saldungaray, a pocos km de Villa Ventana.

Sin alejarse tanto, la provincia de Buenos Aires ofrece buenas propuestas vinícolas para tener experiencias enoturísticas y descubrir nuevos vinos.

Bodega Gamboa

Detrás del Sofitel Cardales, lindero con la Reserva Otamendi que cuenta con bosques nativos, Bodega Gamboa ofrece 5 hectáreas de viñedos, una laguna natural propia y un restaurante con una idea gastronómica dirigida por Edward Holloway, reconocido chef irlandés.

La Bodega Gamboa, detrás del Sofitel Cardales

“Los que eligen full day llegan a las 10 y hacen un recorrido por el viñedo que es bien quebrado con una panorámica muy linda, para luego continuar por el galpón donde elaboramos todo, para culminar con la degustación en la cava de Casa Gamboa. Luego van a almorzar en este espléndido entorno alguna de las dos posibilidades del menú: Origen, que consiste en 10 tapas en estilo gourmet; y Terruño, que suma a lo anterior un plato principal”, cuenta Eduardo Tuite, dueño del emprendimiento.

La enóloga es Gabriela Celeste, que estuvo trabajando 20 años con Michel Rolland. Actualmente embotellan la cosecha 2022 que cuenta con 8 a 10 meses de barrica de segundo y tercer uso, logrando vinos jóvenes y frutados con un toque de madera y esa cuestión herbácea propia de la zona de Cardales. Por ahora cuentan con Cabernet Franc, Pinot Noir y Malbec, pero pronto comenzarán a vinificar blancos.

Bodega Saldungaray

“A partir de 2008 comenzamos a elaborar los primeros vinos y ya desde entonces abrimos las tranqueras para comunicar lo que hacíamos porque no te creían que los vinos eran de Buenos Aires”, cuenta Manuela Parra, dueña de Bodega Saldungaray, que se encuentra en Sierra de la Ventana.

Cinco hectáreas de viñedos en la Bodega Saldungaray

Cinco hectáreas de viñedos atravesados por un camino lateral que conduce a la planta de elaboración enmarcada por cordones montañosos convierten a esta viña en un lugar único. Hay visitas guiadas y catas. “Lo que distingue a los vinos bonaerenses es la heterogeneidad, en pocos kilómetros tenés diferencias según el cambio de terruño”, cuenta Manuela, que elabora Malbec, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir, entre otras cepas de la línea Ventania.

Bodega Cordón Blanco

Hace 14 años la idea de instalar viñedos llegó a la ciudad de Tandil, luego de que Matías Lucas se enterara de que los suelos serranos eran propicios para iniciar esta actividad. Y así fue que, junto a sus tres hermanos, nació la Bodega Cordón Blanco en el centro de la provincia. Sus inicios fueron en una finca ubicada en La Elena, al oeste de Tandil, a 260 metros sobre el nivel del mar. Más tarde el proyecto se amplió y en 2011 arrendaron un viñedo en la zona de Don Bosco, al sur de la ciudad.

Desde hace 14 años Cordón Blanco elabora vinos en Tandil

En total, la bodega Cordón Blanco cuenta con cinco hectáreas plantadas y produce 12 mil litros anuales de vino. Cuentan con Merlot, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc y algunas hileras de Semillón en La Elena y Syrah, Carmenere y Sauvignon Blanc en Don Bosco. Actualmente realizan degustaciones en conjunto con el Clúster Quesero y chacinados de Cagnoli.

Finca Don Atilio

Los vinos Uribelarrea pertenecen a la pequeña bodega de Horacio Spinazzolla, a 6 kilómetros de Uribe en el paraje La Noria. Su sueño fue hacer vino como sus padres y abuelos italianos… y lo logró. Dadas las características geográficas similares al Uruguay, decidió plantar mayoritariamente Tannat en 2 hectáreas y lograr un vino que se hermana con la comida de la región; además de trabajar con otros cepajes como Syrah, Pinot Noir, Merlot, Sauvignon Blanc. El vino se puede conseguir en los restaurantes de Uribelarrea, el pueblo famoso por sus picadas y fiambres artesanales. La bodega se puede visitar en fines de semana, con reserva por mail.

Finca Don Atilio, en Uribelarrea

La actividad comienza a las 11, con recorrido por el viñedo, degustación de vinos, una picada seguida de empanadas y algo dulce para el café. La jornada dura unas 4 horas en esta viña de casi 12 años.

Trapiche Costa & Pampa

En Chapadmalal, a 6 kilómetros del mar, se ofrecen vinos con una marcada influencia oceánica, frescos y con la acidez justa. Hay recorridos por los viñedos y degustaciones de diferentes etiquetas, de miércoles a domingo, con reserva previa.

La bodega Trapiche Costa y Pampa, en Chapadmala

Durante la temporada de verano, Trapiche Costa & Pampa también brinda opciones de picnic y los imperdibles sunset en los jardines de la bodega.

Datos útiles

◗ Bodega Gamboa, en Campana. @bodegagamboa

◗ Bodega Saldungaray, en Saldungaray. @bodegasaldungaray

◗ Finca Don Atilio, en Uribelarrea. @vinos.uribelarrea

Bodega Cordón Blanco, en Tandil. @cordonblanco

◗ Trapiche Costa & Pampa, en Chapadmalal. @trapichearg

Fuente: La Nación

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Gastronomía

6 COCINERAS QUE SE LUCEN AL FRENTE DE RESTAURANTES DE BODEGAS EN MENDOZA

Talentosas, con perfiles y estilos bien distintos, todas crean cartas y menús que enaltecen las bondades del vino argentino. Aquí están las cocineras que marcan el camino y distinguen las propuestas gastronómicas de las bodegas mendocinas.

Cada una llegó a la gastronomía por caminos diferentes; cada una fue forjando su propio estilo de cocina a lo largo del tiempo. El vino se convirtió en un hilo conductor de sus propuestas actuales y, hoy, todas son referentes y cocineras de restaurantes de bodegas en Mendoza, la Capital del vino.

Aquí, sus historias de vida, sus años de formación y su pasión por este oficio que ahora las reúne en esa provincia para ser protagonistas de la escena local.

Cocineras de restaurantes de bodegas en Mendoza

1. Flavia Amad – Susana Balbo Wines

Mendocina, de raíces italianas y árabes y con una amplia formación académica, Flavia es Gerente de Turismo, Hospitalidad y Gastronomía de la Bodega Susana Balbo y también la chef de Osadía de Crear, el restaurante de la casa.

Además, es la chef de La Vida Inhouse Restaurant, que pertenece a Susana Balbo Winemaker’s House & Spa Suites, el hotel de Susana Balbo y su hija Ana Lovaglio, en Chacras de Coria.

Su propuesta se distingue no sólo por los productos de estación, sino también por el uso de técnicas de alta cocina. Todo el menú está pensado en cada detalle para acompañar los diversos vinos del portfolio.

Flavia Amad – Susana Balbo Wines

Se destacan los platos de pesca -como por ejemplo el de Arroz Formosa estacionado, trucha, calamar y wakame- para disfrutar de la diversidad de vinos blancos y rosados de Susana Balbo Wines.

2. Julieta Oriolo, Zuccardi Wines

Desde hace al menos un año, la chef y dueña de @laalacenatrattoria -Julieta Oriolo- es la responsable del menú de Pan y Oliva, el restaurante ubicado en Finca Maipú, frente de la almazara y a pocos metros del olivar de Zuelo, los aceites de oliva creados por Miguel Zuccardi.

Por supuesto, el aceite de oliva es el ingrediente fundamental de toda la carta y Julieta propone un menú mediterráneo que tiene a las pastas (su expertise) como protagonistas, junto con platos que surgen de la enorme producción de la huerta de la bodega.

Antes de convertirse en una de las mejores chefs argentinas, Oriolo estudió en el Colegio Gato Dumas, y trabajó en restaurantes como Bar Uriarte, Malvón, Le Blé, BASA y Grand Café. Dirige La Alacena y La Alacena Pastificcio en Buenos Aires y cada vez que puede, viaja a Mendoza para trabajar en Pan y Oliva.

Julieta Oriolo – Zuccardi Wines

3. Constanza Cerezo, Achaval Ferrer

Nació en Recoleta, en el seno de una familia donde la comida era primordial. Estudió Licenciatura en Gastronomía en IAG y UADE. Si bien estrenó su título en el año 2017, desde el 2015 comenzó a recorrer las cocinas de los más prestigiosos restaurantes de Argentina y del mundo.

Su primera pasantía fue en Tegui; luego trabajó como pastelera en Olsen y Sofitel y fue panadera de Salvaje Bakery. Su primer destino internacional fue Australia: allí trabajó en Brae, en el año que fue elegido como el Mejor Restaurante del país.

Fue marinera y cocinera en la gran Barrera de Coral y durante la pandemia aprovechó para especializarse en el diseño y cultivo de huertas.

En 2021 volvió a la Argentina, desarrolló eventos pop up, colaboró con la reapertura de Lupa y finalmente se estableció como parrillera en Anafe, su espacio anhelado en “los fuegos”. En paralelo, llevaba adelante su proyecto de cenas a puertas cerradas (llamado Perso) y trabajaba en Julia haciendo producción.

En febrero de 2022, enamorada de Mendoza y sus posibilidades, se instaló en Valle de Uco como jefa de cocina de RUDA.

Constanza Cerezo de Achaval Ferrer

Hoy, Constanza es la responsable de la nueva propuesta de Achaval Ferrer, Quimera Bistro, en donde se permite cultivar, crear, producir y asar todo lo que lleva a la mesa. En su cocina hay aceites de oliva de la casa, vinagre de rosas y especias, lavanda y levaduras naturales extraídas de la huerta y quesos de productores vecinos.

4. Patricia Courtois – Durigutti Family Winemakers

Patricia Courtois es una cocinera nómada que lleva varios años atravesando distintas geografías de la Argentina para interpretar culturas, aprender de las colegas de cada lugar y aportar su magia a la cocina de diversas regiones.

En los últimos años, su recetario se fue nutriendo del mundo del vino: restaurantes de bodega de diferentes terruños del país llevan su sello único y así, con asesorías hechas a medida para cada firma, se convirtió en una referente de la cocina del vino argentino.

Hoy, Courtois es la chef ejecutiva de 5 Suelos Cocina de Finca, el restaurante de Durigutti Family Winemakers, en Las Compuertas, Mendoza. Y desde hace ya varias vendimias, también asesora a Bodega Colomé, en Salta, en todas sus actividades de gastronomía y turismo.

Patricia Courtois cocina en Durigutti Family Winemakers

Fue ganadora del Prix de Cuisine de Baron B en 2018 con su proyecto integral gastronómico en la Hostería Rincón del Socorro, en los Esteros del Iberá.

5. Patricia Suárez Roggerone – Luigi Bosca

Cuando terminó la secundaria, decidió estudiar en la Facultad de Artes y para poder comprar sus materiales, preparaba y vendía tortas.

Tiempo después, Patricia se dedicó por completo a la cocina, convirtiendo su vocación gastronómica en profesión. Durante muchos años dirigió la cocina del restaurante La Vid, en Bodega Norton y también se destacó por formar el grupo COME (Cocineros de Mendoza) y por crear y organizar el Foro de Identidad Gastronómica de Mendoza.

Patricia Suárez Roggerone de Luigi Bosca

En Luigi Bosca trabaja junto al chef Pablo del Río y juntos proponen un menú con los productos genuinos de la provincia: uvas, ajos, membrillos, tomates y más.

6. Noelia Scquizziatto – Terrazas de los Andes

Se crió en una casa en donde la cocina era el centro de la atención familiar. De hecho, dos de sus tías fueron las primeras cocineras de Terrazas de los Andes. Sin embargo, Noelia Scquizziatto comenzó a estudiar Abogacía, aunque pronto asumió que lo que realmente le apasionaba era cocinar.

Empezó a trabajar en Terrazas de los Andes en la apertura del primer restaurante de la bodega, dando asistencia al entonces chef está cargo. Hoy es la chef ejecutiva del restaurante donde desarrolla su propia cocina de autor.

Noelia Scquizziatto de Terrazas de los Andes

En Casa Terrazas en Mendoza, la chef escoge los más finos ingredientes de su huerta y los presenta de forma original. Por supuesto, trabaja en el maridaje de los vinos para que los acuerdos resalten las características individuales de cada etiqueta.

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TERRAZAS DE LOS ANDES PRESENTA SU NUEVA IDENTIDAD DE MARCA

La flamante imagen de la bodega se conocerá mundialmente mañana. Permite realizar un «viaje en ascenso» que rinde homenaje a la Cordillera de los Andes a partir de una innovadora etiqueta envolvente.

Terrazas de los Andes, pionera en la viticultura de altura desde principios de la década de 1990, presentará su nueva identidad de marca.

La primera movida tendrá como eje a Terrazas de los Andes Reserva Cosecha 2021, que se lanzará mundialmente mañana con su diseño renovado. El resto de las líneas de los vinos de la bodega irá aggiornando su imagen a medida que cambien sus respectivas cosechas.

“La cordillera de los Andes representa la esencia misma de la identidad de Terrazas de los Andes y nuestra razón de ser”, definió el fundador y director de la casa, Hervé Birnie-Scott.

Y agregó: “Desde nuestros comienzos, las montañas han sido mucho más que un lugar. Son obras maestras de la naturaleza. Estas montañas y las terrazas de altura donde plantamos nuestras uvas nos dieron nuestro nombre, nuestro estilo de vino fresco característico del lugar, y nuestro hogar, del cual somos guardianes comprometidos con el cuidado de este frágil ecosistema”.

Es por eso que la bodega buscó una conexión más directa entre la marca y esas montañas sagradas “donde el cielo y la tierra se encuentran”, como reza el lema de la casa.

Nueva imagen de Terrazas de los Andes: más alto, más lejos

Los vinos de Terrazas de los Andes expresan lo que Birnie-Scott llama “el sabor fresco de la magia de la montaña”. Son vinos elegantemente equilibrados, vibrantes y de gran cuerpo, con aromas y sabores intensamente afrutados.

La nueva imagen de Terrazas de los Andes, con su innovadora etiqueta envolvente, permite realizar un viaje de ascenso visual y así rendir homenaje a las escarpadas paredes rocosas y al entorno extremo de la Cordillera de los Andes.

“Quisimos que la etiqueta refleje nuestra creencia de que si vas más alto, podés llegar más lejos”, incentivó Birnie-Scott. Las líneas en relieve y el acabado de stamping en la etiqueta representan el terroir andino, y la nueva paleta de colores en tonos tierra está inspirada en los colores crudos de la naturaleza y la belleza de la montaña.

El lema de la bodega, “Where the earth meets the sky”, trepa por el contorno de la botella mediante serigrafía vertical y también está presente en la cápsula.

Las montañas, trascendentales

En noviembre de 2022, Terrazas de los Andes Reserva Malbec recibió una mención en la categoría The VinLog Green Packaging en los Drinks Business Green Awards. Y la sustentabilidad fue prioridad también en este desarrollo.

“En línea con nuestro profundo compromiso con la protección de este entorno delicado y la reducción de nuestra huella de carbono, la nueva botella es más liviana y reduce significativamente las emisiones de CO2, en un 24% en comparación con la botella anterior”, explicó Birnie-Scott.

Las montañas albergan una cuarta parte de la biodiversidad de la superficie terrestre del mundo y son fuente de la mayor parte del agua dulce que se utiliza tanto para el consumo como para la industria.

“Son más que mágicas: las montañas son trascendentales. Esta trascendencia es lo que queremos reflejar en Terrazas de los Andes y creemos que la nueva imagen comunica mejor tanto nuestros orígenes como nuestra misión”, concluyó Birnie-Scott.

Terrazas de los Andes cultiva un impresionante mosaico de más de 200 terrazas individuales de altura, irrigadas de manera precisa y sustentable con agua de glaciar.

Sus vinos tienen gran cuerpo y, a su vez, son brillantes y con aroma elegante porque capturan el sabor puro y fresco de los Andes, desde estas elevaciones de alto riesgo que requieren una viticultura extrema pero ofrecen grandes recompensas.

Con el cuidado de la naturaleza como prioridad, la bodega lleva adelante el proyecto “Guardianes de la vida en la montaña”, que tiene como objetivos proteger la magia de la cima del mundo, adoptar la viticultura regenerativa y orgánica, conservar el agua preciada de los glaciares y apoyar a la comunidad andina local y a los propios empleados de la bodega.

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LLEGA CHACABUCO, EL PRIMER CHENIN DE ARGENTINA EN BOTELLA DE ALUMINIO

Reciclable y reutilizable, el envase de 500 cc y tapa a rosca permite conservar mejor la temperatura y ser transportado sin riesgo de roturas. Nueva presentación, infinitas posibilidades.

En un mundo que burbujea de novedades, también los cambios en los packagings levantan espuma. Ahora llega Chacabuco Chenin en botella de aluminio, para que puedas reusar este envase, irrompible y fácil de llevar, todas las veces que quieras.

La botella, con tapa a rosca, tiene 500 mililitros de capacidad. Esta nueva presentación de Chacabuco Chenin en botella de aluminio está al alcance de los consumidores de todo el país, con vino de igual graduación que en su envase de vidrio: 7%.

La ficha técnica también detalla que el nivel de azúcar es de 70 gramos por litro y su acidez es de 6,80 gramos por litro, con un PH de 3.10. La cosecha es 2022 y la variedad es 100% Chenin Blanc.

De color verdoso pálido con reflejos de acero, tiene sabores tropicales y cítricos, que recuerdan a manzanas verdes, piñas y melocotones blancos.

En boca, al principio tiene un impacto dulce, refrescado de inmediato por una buena acidez. Es un vino ligero y muy aromático.

Es ideal para beber como aperitivo o en compañía de quesos y nueces, mariscos, vieiras o camarones. También para que lo utilices en cócteles. El dato: es perfecto para ser servido a una temperatura de entre 8 y 10°.

Chacabuco Chenin en botella de aluminio

Fácil de abrir y de tomar

En cuanto al diseño de la etiqueta, sigue presente la bicicleta celeste, aunque solo se ve una parte de ella y cobran relieve las frutas que carga en la canasta delantera y que refuerzan la idea de dulzura.

La nueva apuesta de la mendocina Bodegas Los Haroldos (propiedad de la Familia Falasco) implica un vino fácil de abrir, de tomar, de transportar y de reciclar.

Además, permite mejor conservación de la temperatura y está elaborada en un material 100% reutilizable. Y es el primer vino Chenin dulce natural en botella de aluminio de Argentina.

Para los que deseen stockear y comprar 12 unidades, la marca ofrece una elegante caja con la clásica bicicleta. “Es una bebida que se adapta a los nuevos tiempos”, la definen los responsables de Chacabuco Wines, elaboradores de vinos cotidianos que están presentes en las mesas de todo el país.

Una historia sobre ruedas

Corría el año 1939 cuando Haroldo Santos Falasco comenzó un gran sueño. “Don Lolo”, como lo llamaban todos, recorría en su bicicleta las calles de la ciudad bonaerense de Chacabuco.

Haroldo pensó en grande y la bicicleta con la que repartía alimentos y bebidas enseguida le quedó chica. Año tras año, el sueño de “Don Lolo” se acercaba a hacerse realidad: se instaló en Mendoza para crear sus propios vinos.

Sus hijos y nietos continuaron con la actividad. Así, Falasco se volvió una familia íntimamente relacionada con la industria vitivinícola.

En la actualidad, las nuevas generaciones apuntalan con la misma fuerza de siempre los destinos de aquel sueño que comenzó a finales de la década del ’30. Y poseen tres unidades de negocios bien diferenciadas: Bodega Los Haroldos, Bodega Balbo y Familia Falasco Premium Wines.

Los Haroldos se encuentra en el Valle Norte de Mendoza, en el departamento de San Martín. La elaboración de vinos con pasión e innovación es la marca registrada de la compañía.

En la bodega (gigantesca, es la empresa que más uva muele en una sola instalación) todavía se conservan dos bicicletas con las que “Don Lolo” hacía el reparto de vino.

La utilización de uvas provenientes de diferentes suelos, climas y regiones de Mendoza (con inviernos muy fríos, veranos secos y calientes, noches frescas y riego con agua que proviene de la Cordillera de Los Andes), hace posible obtener productos de calidad, tanto en vinos jóvenes como de guarda.

La llegada del Chacabuco Chenin en botella de aluminio se suma a los Torrontés, Viognier, Malbec, Sauvignon Blanc y Rosé de la misma etiqueta. Ahora el catálogo, aparte de estar completo como siempre, brilla por su diseño de avanzada y búsqueda de un equilibrio medioambiental.